domingo, 10 de julio de 2016

DÉNIA



Pues nos hemos ido unos días de vacaciones, y os las voy a contar un poco.
Se trata de dos chiquines y medio que van de veraneo y como no saben donde, ponen el dedo al azar en el mapa del levante español y voilá: DÉNIA

Y como no quieren dar un palo al agua y quieren rascarse los huevecillos todo el tiempo eligen un hotel en régimen de TODO INCLUIDO.

Sobre todo el pequeño quiere rascarse los huevecillos...

[...] Y llegamos al hotel.
El elegido, "Port Denia". Un tres estrellas modesto, algo viejuno, pero bien restaurado.

Nada más aterrizar pulserita y a gozar. Por supuesto y no podían faltar, cuadrilla de andaluces simpáticos alrededor.

Lo primero que hacemos es dar un paseo de reconocimiento por la zona, paseo marítimo y primeras cervecitas, que es lo que da calidad a las vacaciones.





Ya al fondo se puede ver el objetivo del primer día, la cima del Montgo. Una excursión obligada para los amantes de las aventuras, la naturaleza y el senderismo. Bueno también para mi.

Buen madrugón para esquivar la caló. Hay que acercarse a la ermita de Sant Pere y desde ahí seguir la senda que el amigo Garmin eTrex 30 marca. Y sobre todo perderse un par de veces.
La ruta es bastante durilla, pero las vistas y la experiencia merecen la pena. Dos paradas interesantes; la "Cova de l'aigua" y la "Creueta de Dénia". Por supuesto la cumbre, a 752m. del nivel del mar.

"ermita de Sant Pere"




Piedra caliza, muy complicado correr. Pero se puede ir a ritmo vivo.
Como anécdota puedo comentar que casi piso una víbora, menos mal que se queda ahí, en anécdota.
1.600 m. de desnivel positivo y 17km después, justo cuando el sol aprieta. Llegué al hotel.





Y las vacaciones siguen.
Paseos en "moto" y más paseos por el centro de Dénia. Buscando el relax y la tranquilidad que no hay en el hotel.
El centro no está muy lejos, así que podemos ir y venir varias veces al día. Al lado también está el puerto. Para llegar a él, se pasa por un antiguo barrio de pescadores, que ahora está lleno de color.



"Antigua Barriada de pescadores"

Otro día hicimos visita turística a Calpe. Ese día llovió un poco, en serió llovió.
Visitar Calpe nos dejó buen sabor de boca. Lo dejamos anotado para el futuro. Buen ambiente por las calles, las playas cerquita y muy bonitas. Y al fondo, el peñón de Ifach, que habrá que subir en su día.




Y como no, la playa es otra de esas paradas obligatorias, sobre todo para el chiquín que la conoce menos. La arena hasta por la boca. Parecía una croqueta recién hecha el tío.
Se nota que es castellano y el agua mejor de lejos. No le inspira confianza el mar.


También en los últimos días nos dio tiempo a recorrer el paseo marítimo y descubrir rincones más propios de Ibiza que del levante. 4 km más de moto.


"No es esta moto, ya nos gustaría"

 "Calitas ibicencas en Dénia"


Y para despedirnos, un último paseo por el centro. A probar la horchata y los helados de Dénia.
Gran viaje no por el lugar y la experiencia en sí, sino por la inmejorable compañía de Arancha y Arián.


"Paso por la diversidad"

Y como todo se acaba: FIN
Te recomiendo estas vacaciones si te gustan los andaluces simpáticos o las pulseras.



sábado, 16 de enero de 2016

Conociendo Gredos: El Morezón


Se alinearon los planetas y sí, pude participar en esta excursión. Me uní al grupo de Víctor y el Peña. Hábiles montañeros. Se fijó el destino según la climatología esperada. 200 kilómetros de viaje desde Fuentespina hasta Hoyos del Espino (Ávila).


Se trataba de conocer Gredos, para ser exactos el pico Morezón. Una cumbre invernal sin apenas riesgo, aunque en la montaña ¡cuidado!, mejor pasear con respeto.

El día amaneció frío, -7Cº. Lo cual nos auguraba una nieve muy dura, ideal para sacar a pasear los crampones, más de 1 año después de hacerlo la última vez.

Echamos un café en uno de los bares, auténticos, de la zona, "La bodeguilla". Coger algo de calor antes de arrancar parecía importante.
Después nos acercamos a "la plataforma", a esas horas con paso abierto. Habíamos madrugado, y aún así el aparcamiento ya tenía varios vehículos.


Cogemos los achiperres de montañismo y ale, a subir. Andamos varios kilómetros hasta que alcanzamos nieve. Las vistas son realmente bonitas, naturaleza pura. El pico Almanzor. El contraste entre el color verde de las zonas peladas y el blanco de las partes nevadas es impactante.


Una vez que llegamos a unos 1.800m. de altitud, nos ponemos los crampones, demasiada altura a la que pisar la nieve, para la fecha en que nos encontramos, Enero.
Todo cambia con este artilugio en los pies, y es verdad que después de 1 año, no sabía ni como ponérmelos. Si que se rieron un poco de mi estos cabroncetes.

Poco a poco fuimos ascendiendo y alcanzando alguna cumbre, pero como Víctor es un poco vago, no me ha facilitado los nombres de todas las que conseguimos hacer.


Antes de alcanzar nuestro objetivo principal, nos dio tiempo a hacer un poco el tonto por alguna rampa, para practicar con el pilotet, sin peligro. Siempre viene bien un poco de experiencia con el pico. Las autodetenciones quedaron pendientes. Mis compañeros no pararon de descubrir zonas por las que subir, escarpados tubos de hielo y nieve. Pero claro, mejor otro día.


Sobre las 14:00 llegamos al Morezón [El Morezón es un pico situado en la Sierra de Gredos. Tiene 2.389 metros de altitud y es una de las cumbres que conforman el Circo de Gredos. Se encuentra en el término municipal de Navalperal de Tormes, en la provincia de Ávila.].


Desde allí podemos ver el Almanzor al fondo. Y bajando la mirada, el magnífico refugio de Elola. Salvaguarda de aventureros.


Después de hacer cima, un merecido almuerzo a base de embutido salmantino que el Peña compartió con nosotros, jamón, salchichón... chorizo picante puso Victor en la mesa, y yo, cabecero de lomo. ¡Mu rico todo!.

Seguimos nuestro camino, el viento hacía que la sensación térmica bajase a los -15Cº y no era agradable estar tan arriba, así que comenzamos el regreso. Pero claro, aquí surgen varios "yaquestamos", que no es otra cosa que Víctor diciendo: "bueno, ya que estamos, vamos a esa cumbre..." 
Y por el camino pasamos por el puerto de Candeleda (2.029m.). Camino que une Castilla-La Mancha y Castilla y León, y por el cual en otros tiempos se transitaba para el comercio de productos (Queso, leche, carnes, pieles...)


Y así vamos andando hasta 17 kilómetros y unos 1.000m. de desnivel positivo. No está mal.



Antes de enfilar los últimos kilómetros, visitamos uno de los refugios de la zona, "el refugio del Rey". Nos llamó la atención la comida que había en su interior. Seguro que si algún excursionista despistado, o un montañero sorprendido por una tormenta; tienen  que refugiarse allí alguna vez; agradecen estos alimentos.




Bajando, la excursión se convierte en una auténtica romería de montañeros y excursionistas, a todos los niveles. Masificación. Un poco mal, pero todo el mundo tiene derecho.
Llegamos al coche.


Sólo nos quedaba almorzar, típicos huevos fritos con patatas y panceta. Y por supuesto, 3 horas de viaje de vuelta a casa, en las que no me dormí. XD.



Los "Yaquestamos" fueron los siguientes:

Cuento Alto N 2271
Cuento Alto S 2269 
Morezón Bajero 2366
 Altos del Morezón 2387 
Morezón 2389 
Morezón Sur 2381 
Navasomera 2299 
Cerro de la Cagarruta 2299 
Alto del Puerto de Candeleda 2029 
Piedra del Tumbo 2088 
Alto del Pajonal 2087 
Risco Moreno 2124 
Los Campanarios 2165




viernes, 19 de junio de 2015

PEÑÍSCOLA



Este viaje aciago, con la mente y el cuerpo cansados,
meditaba sobre varios destinos veraniegos con infante
y asentía, adormecido, de pronto se escuchó un llanto de un crío,
cómo si alguien muy suavemente llamase a la puerta de la habitación.
Es un veraneante -me dije-, que está llamando a mi puerta;
Sólo eso y nada más.

¡Ah, recuerdo tan claramente aquel desolado Julio!
Cada soplido del viento dejaba un mal regusto.
Yo esperaba ansioso el alba, pues no había hallado calma
en mis entrenos, ni consuelo a la perdida abismal
de aquella a quien su hijo y yo mismo, Arancha podían llamar
y aquí ella sola todo hará.



Cada crujido de las puertas de madera y viejas cortinas
me embargaba de solera y mi asqueo era tal
que, para calmar mi alegrar mi tiempo repetí con voz jovial:
"No es sino un veraneante qu ha llegado a mi puerta;
Un tardío veraneante esperando en mi puerta.
Eso es todo, y nada más"

Ahora, mi ánimo cobraba bríos,
y ya sin titubeos:
"Señor -dije- o señora, en verdad vuestra animación
imploro,
mas el caso es que, Arián adormilado
cuando vinisteis a cantar quedamente,
tan quedo vinisteis a cantar,
a cantar "la ballenita",
que apenas pude creer que os oía."
Y entonces se abrió de par en par la puerta:
una ballena, y nada más.



Escrutando hondo aquel peluche
permanecí largo rato, atónito, temeroso,
dudando, soñando sueños que ningún veraneante
se haya atrevido jamás a soñar.
Más el jolgorio insondable del movimiento del baile,
y la única estrofa ahí proferida
era el balanceo de la animadora: "dame un besito y te hago el meneito"
Lo repetí en un susurro, y el coro infantil
lo devolvió en un grito: "dame un besito y te hago el meneito".
Apenas esto fue, y nada más.

Vuelto a mi cuarto, mi alma toda,
toda mi alma abrasándose abrasándose dentro de mí,
no tardó en empezar la tormenta, cada vez con más fuerza.
"Ciertamente -me dije-, ciertamente
algo sucede en mi alma. Tengo sed de horchata.
Subimos entonces al castillo y con pajita resolvimos el misterio,
"Es la sed, y nada más".



De un golpe cogimos el bus,
y con suave batir de puertas, apareció el gondolero,
entró majestuoso arandino,
con su novia.
Sin asomos de reverencia,
ni un instante quedo,
con aires de gran señor o de gran dama
fue a sentarse detrás de mi asiento.
Posado, inmóvil, y nada más.

Entonces, este autobús nos acercó a Benicarló,
cambió mis tristes fantasías en pesadilla,
con grave y severo ahorro
parecía más barato el autobús que el coche,
pero al rehacer cuentas dije: "Nunca más".



Cuanto me asombró Arián en la playa,
jugando, con desparpajo.
Los castillos de arena era el juego pertinente.
Pues no podemos sino concordar en que ningún ser humano
ha sido antes bendecido con la visión de un bañista
posado bajo la sombrilla,
Niño o bestia, posado bajo el paraguas gigante
de colores en la arena de playa
con semejante cubo: "Nunca más"

Sobrecogido al ver una vaca gigante,
"sin duda -pensé-, sin duda cuando vea una de verdad,
la perseguirá, a la de la tienda la acosó si dar tregua
hasta que su cantinela sólo tuvo un sentido,
hasta que las endechas de su esperanza
llevaron sólo esa carga melancólica del atardecer:
"nunca más".

Y Arián comprendió el veraneo.
Aún sigue mugiendo, aún sigue cantando la ballenita
bajo su sombrilla de playa.
Y sus ojos tienen la apariencia
de los de un veraneante que está soñando.
Y la luz de la lámpara que sobre él se derrama
tiende en el suelo su sombra. Y mi alma,
del fondo de esa sombra que flota sobre el suelo,
no podrá liberarse.¡Nunca más!



martes, 10 de marzo de 2015

PEÑA LA SILLA Y ALTO DEL PARREJÓN (2.013m.)

El parrejón (2.013m.)

El pajarrón


O como subir con una "madre" a la montaña.

Hoy he subido al Parrejón, y os lo voy a contar un poco.

Esto comienza con una panda de chiquines que se quieren subir a algo alto. Como subirse a un taburete se les queda corto, han decidido subirse a una silla (el alto de la silla). Así que un domingo cualquiera, y en plan Goonies, 6 aventureros deciden quedar para hacer montañismo.

Víctor nos prepara la ruta, tiene más rutas que un bakaladero en Valencia en los años 90. Así que nos prepara 10 km con 580 m D+. Un paseo. Le cuesta convencer a Silvia, pero, le cambia la excursión por hacer los baños cuando vuelvan a casa, una auténtica negociadora.

Mis cuñaos (Jorge y Diana) suben a algo alto por primera vez, y ante el pánico a no ir equipados me solicitan una lista con las cosas a llevar. Yo les incluyo unas "homónimas" que el autocorrector del móvil sabrá lo que son.

El domingo es el día del señor, pero como no vamos a misa lo damos por bueno.
El día es soleado, y el apuesto guía no nos hace madrugar mucho. Por si salía algo dormido, Víctor despierta del todo cuando ve aparecer a la tía de Diana en el coche. ¡La excursionista sorpresa! y a posteriori, la "madre" de los Goonies.

Y esto es así porque nada más llegar, me da crema en la cara y eso es cosa de madres, y esto es lo que le da calidad a la excursión.

Una vez, aparcados en Riaza, y cercanos al puerto de la Quesera comenzamos el ascenso. No hay ascensor. Con las vistas del Pico del Lobo al fondo. Posiblemente un objetivo de futuro para estos cuñados intrépidos que tengo.

Al fondo el Pico del Lobo


Subimos realmente despacio, pero hemos venido a disfrutar. Y aunque despacio, no paramos mucho así que no se hace pesado.
Por fin este año veía la nieve.

Poco a poco llegamos al alto de la silla, pero realmente sólo había piedras para sentarse.
Una foto de rigor, ya que es cumbre homologada y a continuar con la marcha.

Los Goonies y su madre

Por el camino el sherpa Jorge metía ritmo a la marcha, y la pobre Carmen subía como podía, a este paso el "sobrino político" se va a quedar sin propina.
Un último arreón y ya estábamos en la cima del "Perrejón". Desde allí arriba pudimos ver unos corredores por los que subir con crampones. Para otra ocasión.

Y como siempre en la cumbre, foto y almuerzo. Con bombones de chocolate que la "madre" repartía, chocolate blanco, chocolate negro. Y así sucesivamente.

Fuimos 6, volvimos 6


Y con las pilas bien cargadas, comenzamos a descender. El torrezno estaba ganado.



Te recomiendo esta ruta si te gusta subirte a un taburete o tener cuñados intrépidos.

Cuñados intrépidos

Distancia de la Ruta: 9,88 km
Desnivel: 580 mD+
Tiempo: 3 h 40 min.
Senderistas: Jorge (El parlanchín), Diana (no dio guerra) Víctor y Silvia (Los guías), Carmen (la tía-madre) y yo mismo.